La utopía, en todas sus formas y variantes, es siempre enemiga de la vida moral humana y,
al final, hasta de la mera vida humana, a secas.
El utópico es el insatisfecho peligroso que, so capa de reformar el mundo,
lucubra deducciones infinitas sin nexo alguno con la realidad y la experiencia.
La bestia negra de los utópicos es el “sentido común”.
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